sábado, 25 de agosto de 2007

Impresiones de Bea


No pretendo competir con las impresiones “intelectuales” de Eduardo. Mis reseñas serán más humildes, más “impresiones”. La llegada a Venecia fue terrible. Creo que si hubiésemos viajado a Japón, el viaje se nos habría hecho más ligero. La espera en los aeropuertos fue terrible, saber que las maletas no llegarían era la más miserable convicción. Preferí dormir ante un escenario tan desolador.
De la llegada al aeropuerto de Venecia sólo recuerdo estar parada frente a la correa de las maletas (que imitaba una ruleta de casino) y junto a 20 personas más ver pasar constantemente las mismas dos maletas, que no eran de ninguno de nosotros, mientras esperábamos que nuestro equipaje, cual bolita de ruleta, cayera en cualquier número, no importaban si era rojo, negro o el doble cero. Recuerdo a Eduardo decirme: “Vamos a hacer la cola de reclamos… las maletas no llegaron”. Y yo de pie, frente a la ruleta-correa esperando.
Hicimos el reclamo. La señora nos dijo que no nos preocupáramos, que Roma siempre hacía lo mismo, que de seguro nuestras maletas llegarían en el primer vuelo procedente de Roma. No le creí. Agradecí haber aprendido de mi viaje a Londres y tener en mi maleta ropa para tres días, sólo lamenté no tener mi desodorante…
Fue bonito el viaje en el vapporeto, a pesar del cansancio lo recuerdo como algo inmenso. Cuando llegamos a Lido sólo quería encontrar el hotel y acostarme a dormir. Llegamos como a las tres de la mañana. Prácticamente un día entero en aeropuertos, lugares de transición, espacios que no pertenecen a nada ni a nadie.

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